Janet 'La Torcida'
Corto de café: Viajando por las profundas y oscuras
historias de R.L. Stevenson (1)
El
reverendo Murdoch Soulis infundía verdadero terror entre sus feligreses debido
al comportamiento que mostraba desde el púlpito, en especial los niños.
Habitaba en una casa parroquial que desde tiempos inmemoriales ya era evitada
en las horas del anochecer por todos los transeúntes, sobre todo a aquellos que
se valoraban a sí mismos por prudencia, vamos, en resumidas cuentas, era un
vecindario bastante tenebroso.
Todo
tiene un principio, todo tiene un origen, y las extrañas miradas, junto a la
vida reservada, solitaria del reverendo tenían un porqué, ese porqué se remontaba
al primer año como reverendo en la parroquia del páramos de Belweary, para eso
había que remontarse cincuenta años atrás.
Antes
de seguir adentrándonos en esta historia, recordar que las cosas malas son como
las buenas: ambas vienen poco a poco y en pequeñas cantidades.
Tanto
tiempo solo en la casa parroquial puede resultar bastante malo, más aún cuando
en la zona donde vives da lugar a contar espeluznantes historias, leyendas que no
te dejan dormir, que producen malos sueños. Para evitar esa triste soledad,
necesitaba conseguir a una mujer mayor que le cuidara la casa, encargándose entre
otras cosas de sus espartanas comidas. La pesarosa recomendación recayó en una
vieja mujer de mala reputación, llamada Janet M’Clour, que tiempo atrás (mucho
tiempo) había tenido un hijo con un soldado, (el mismo cuento de siempre que
suele suceder en este tipo de historias) apartándose de la sociedad durante más
de treinta años, y esta mujer fue la seleccionada por el párroco para trabajar
en su casa, pese a las indicaciones de muchos vecinos, pues tenían reticencias
(dudas) sobre ella, comentaban que estaba endemoniada, hasta las mujeres del
pueblo intentaron en una ocasión ahogarla en el río, salvándose gracias a la
intervención del pobre padre Murdoch Soulis. Pero un día Janet M’Clour apareció
por el pueblo balbuceando y con la cabeza torcida…
Luego
vino un encuentro junto a una extraña presencia que lo cambió todo, siempre
pensando que, por momentos, un extraño ser podría estar a su lado, acompañando
a Janet, que no la dejaba a sol ni sombra. Finalmente acontece el gran suceso
que nunca ha podido ser olvidado por los habitantes de la parroquia de
Belweary.
Ultílogo:
Esta
truculenta historia creo que tiene un porqué. Cuando era pequeño Stevenson
estuvo postrado una larga temporada en la cama, sus padres contrataron a una
niñera llamada Alison Cunninghan, “Cummy” para los amigos, que contaba historias
de terror al pobre chaval, que por las noches se moría de miedo, de ahí quizás
la afición de este autor por esta clase de historias.
Los padres eran presbiterianos, donde desde el púlpito de su culto escuchaba todo tipo de historias, que unidas a las que contaba “Cummy” ejercieron una gran fascinación en el pequeño, influyendo notablemente en su obra.
Post scriptum:
‘La Torcida’ es el primer relato de terror de R.L. Stevenson, escrito en 1881, donde una bruja poseída por el diablo aparece muerta por ahorcamiento, que no suicidio. ¡Cuidado! El diablo que la ha poseído es un negro siniestro.
El
párroco tiene demasiados libros en la rectoría, cabe pensar que vive no solo de
la literatura religiosa, sino también de literatura extraña y tenebrosa para
los tiempos en que vivía y, que es mejor
silenciar. Janet en realidad no tiene ninguna discapacidad física, más bien era
porque en su tiempo llevó una vida alejada de los caminos del señor, de todo
aquello que denominamos como correcto, vosotros ya me entendéis.
Este relato también es conocido como Janet
“Cuello Torcido”.
Janet
Thrawn
The Merry Men
and Other Tales and Fables
1887
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