Hamnet
Largo
de café: Mejor novela de 2021 para el diario “El País”.
The constant sorrower
(El doliente constante)
Introdutio:
En el pequeño pueblo de Straford
un niño baja las escaleras, primero con la espalda muy pegada a la pared, luego
dando pequeños saltitos, una vez abajo escudriña el recorrido realizado, es
Hamnet, uno de los tres hijos del conocido como el bardo de Avon, WilliamShakespeare. No muy lejos de este chiquillo, a muy corta distancia se
halla Judith, su hermana gemela, son prácticamente idénticos. La única
diferencia visible entre ambos es que ella luce una hermosa y larga coleta
rubia que le cae por toda la espalda. Casi al final de la casa se encuentra la
tercera hija del dramaturgo, Susanna la hermana mayor que está ayudando a la
madre Agnes en las labores del día.
Con esta estampa podemos decir que
comienza la historia de la narradora irlandesa Maggie O’Farrell, donde
paso a paso va desentrañando un misterio, la extraña muerte de uno de los
miembros de la familia y el ‘motivo’ por
el cual quizá se escribió una de las obras maestras de la literatura universal
como es ‘Hamlet’.
Nos encontraremos con la faceta
que desarrollaba una familia inglesa de aquellos tiempos, en especial del gran
amor de Shakespeare, (si obviamos naturalmente la literatura) como era su
esposa Anne Hathaway, -en la historia Agnes- una mujer con unas
características, más bien peculiaridades que hacían de ella ser muy diferente
de las demás, gran madre de familia y amante del marido, por tanto no nos debe
de extrañar que el célebre autor dijera de ella en uno de sus poemas lo
siguiente, tras treinta y tres años juntos.
“La
vida es muy corta para amarte en una, prometo buscarte en la otra”
En la pequeña población de
Straford con apenas 1000 habitantes sucede un hecho, una terrible consecuencia
que pondrá a prueba el amor que el matrimonio se tenía y de la familia entera,
porque lo sucedido les marcará para toda la vida, y probablemente, así creen
muchos, que este drama familiar originó que en 1601 se escribiera Hamlet, una
trágica inspiración que llevó esta obra a alcanzar la gloria, una forma de
hacer presente al hijo y de enterrar en vida al padre. Quizás una manera de
arrancar esa pena y dolor que interiormente tanto le remordía.
Una narración con la maldita peste
de fondo, solo pronunciar la palabra mete miedo. En aquella época casi a
finales de siglo tuvo un gran brote. Tan solo en Londres se cobró la vida de
15.000 personas y casi 5.000 en los alrededores de la gran ciudad del reino.
Como era de esperar llegó a la villa de nuestros protagonistas cobrándose sus
respectivas víctimas, -la peste no llama a la puerta, no mira categorías,
tampoco las edades de sus elegidos-así que una vez que ha recibido el pago
correspondiente se marcha hacia otros lugares donde seguir ejerciendo las
fatales fechorías por las cuales es conocida, pero el nefasto año de 1596 fue
fatídico para la pareja formada por Wiliam y Agnes.
Storiae:
El matrimonio formado por Agnes y
William es muy particular. Ella es una abnegada madre y esposa, dedicada a
tiempo completo a la familia, resignada a un futuro que ella sabe de antemano
(porque tiene el don de leer el alma de la gente) que el día de su
muerte tendrá a dos personas haciéndola compañía en el lecho. Piensa que a las
personas ‘hay que tomarlas por lo que
son, no por lo que deberían ser’, algo que hoy en día donde la imagen
prevalece por encima de todas las cosas tendríamos que tener en cuenta, pero
comentar esto es hacerlo a veces en saco roto. Agnes también ha visto cómo será
la muerte de su cuñado Edmond. William es un personaje peculiar para el tiempo
que corre, es preceptor de latín, dicen que tiene la cabeza llena de pájaros y
que nunca será nada en la vida. Ninguno de los vecinos que le critican a sus
espaldas puede imaginar el gran futuro que le espera. Todos desean que él que
sea como su padre, un buen curtidor de guantes, pero al igual que Agnes piensa
que se esconde una gran y secreta crueldad en algo tan bello como es un guante.
Willliam se encuentra preso en su
propia casa, unas paredes que le oprimen día a día, piensa que el hijo que
espera con Agnes, -el primero- puede cambiar su vida para siempre, ya que él
necesita un gran cambio en la vida.
John el padre del dramaturgo es
conocido por el mal genio y los oscuros negocios, nada claros en los que
siempre anda metido. Es duro, agresivo y violento hasta con los familiares más
directos. William sabedor de esto por haberlo probado antes en sus propias
carnes da una severa advertencia a Hamnet. ‘Mantente
siempre lejos del abuelo’. Cuando este le atiza un buen golpe se da cuenta
de una cosa:
“Que
duros eran los huesos de la mano de un adulto y que tierna y blanca la carne de
un niño, que fácil doblar y torcer aquellos huesos jóvenes, aún sin hacer”.
La historia es una ‘oda al dolor, a la muerte y al recuerdo’
porque también aparece de fondo otra tragedia familiar, el fallecimiento de la
hija de John y Mary, Anne con tan solo ocho años de edad.
Finalmente, la tragedia, el caos
familiar, la negrura que lo cubre todo y las consecuencias de esa pérdida que
los marcará de por vida. Un nombre Hamnet,
que quedará para siempre en el recuerdo, siempre imborrable. Un cambio
realizado en el lecho de muerte, ese intercambio con la malévola parca que dará
la vida a uno y la muerte a otro.
“Agnes
entra en la iglesia sabiendo que lleva tres cosas: la alianza en el dedo, el
racimo de bayas de serval en una mano y la mano de su marido en la otra”.
Cuando entierran a Hamnet se despiden de una vida y
comienzan otra, a partir de este momento puede suceder cualquier cosa, tanto
para bien como para mal.
Tampoco nos podemos olvidar de
Mary, la abuela, esa mujer sumisa de un marido violento como es John, siempre
amoldándose a las circunstancias. La importante reflexión que hace ante el
lecho de muerte de Hamnet: ‘Lo que se nos da se nos puede quitar en
cualquier momento’.
Las
lágrimas de Judith, -la hermana gemela- ya que cuando llora ante el lecho de
muerte sabe que en realidad sus lágrimas no son sus lágrimas. ‘Es él quien llora (Hamnet)’, porque ellos
dos se han intercambiado para engañar a la muerte.
Los pesares de Agnes ya que la
puerta de la habitación, esa maldita entrada está entreabierta, tiene un solo
motivo, separar el mundo de los vivos y los muertos. Ella lamentablemente no ha
podido encontrarla, tampoco cerrarla y la expiración ha entrado en la casa.
Eliza – la tía- piensa que quien diga que la muerte es ‘serena’ o un ‘apagarse poco a poco’ nunca ha visto morir a nadie. La muerte es
violenta, la muerte es una batalla. El cuerpo se aferra a la vida como la
hiedra a la pared y no está dispuesta a soltarse, no se rinde sin pelear.
Una valerosa madre que cose el
sudario de su hijo: “Es un marinero cosiendo la vela, disponiendo el barco que va a llevar
a su hijo al mundo siguiente”.
‘Las
mondas van cayendo por la afilada hoja en largos tirabuzones verdes como
cabellos de sirena”.
Nunca llega el momento en que esta apología al
llanto y dolor termine porque las reflexiones siguen surcando los maltrechos
corazones y saliendo a la luz.
¿Cómo
se dice cuando una persona tenía un gemelo y ya no lo tiene?
(Judith)
Agnes pasea siempre que puede por
el lugar donde está enterrado Hamnet y los arbustos que están alrededor de la
tumba del amado hijo. ‘Los setos son constelaciones cuajadas de
escaramujo rojo como el fuego’.
Ultílogo:
Siempre rodeados de floresta, a
plantas medicinales, a serbal (este es el verdadero olor de la narración), un
buen remedio para ahuyentar los males, porque colocándolo en las jambas cuidará
de las puertas de nuestras casas, de esta forma evitaremos que los malos
espíritus se acerquen. Además, comentan los más antiguos que con sus ramas se
hizo a la primera mujer.
Un hombre, una huida hacia la gran
ciudad, hacia la populosa capital, a una triste habitación, solitaria, esa fría
buhardilla donde entre pliegos de blanco papel y más de una plumilla se
escribió una de las grandes obras universales, “Hamlet”. Una pena, un
dolor exteriorizado en texto, un hijo fallecido, un niño que no pudo crecer,
pero que gracias a su tintero y pluma logró que permaneciera para siempre,
logrando que no muriera jamás, donde ese ‘The constant sorrower’ ese ‘doliente
constante’ sigue muy presente en pleno siglo XXI.
Club de Lectura Gijón-Sur
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