En la puerta del cielo
Selección de un cuento de
Vicente Blasco Ibáñez:
Cuando al tío Beseroles de
Alboraya se dirigía al trabajo siempre era tentado por el demonio y acababa de
lleno en la taberna del lugar hasta terminar el día. No me duele decir que por
muchos años que pasen siempre encontraremos
personas de esta clase, sin importar
el ámbito y la procedencia, contando las moscas una vez tras otra mientras ven
pasar el tiempo tranquilos, sin importarles la fluctuación de la bolsa o si el
dólar ha bajado de una forma considerable, se las trae al pairo, pero todas
tienen el mismo patrón, después si la ocasión la pintan calva cuentan una de
esas historias que harán pasar el rato a todos los allí presentes, porque en
estos asuntos son ‘cuentistas’ profesionales,
así que podemos decir que el tío Beseroles y compañía viven del cuento, siendo
el protagonista de este relato corto el mejor en su especie.
Aventuras tenía a patadas, al
igual que las milongas, mil y una historias a gusto de todo el mundo sobre todo
las que trataban del clero, siendo la del frailuco padre Salvador amante de la
buena vida, perdón, he querido decir del buen comer y pegarse unas buenas
tragaldabas, hasta el hartazgo una de sus historias favoritas. Ahora bien, si
quieres saber que le sucedió al religioso en cuestión tendrás que leer esta
pequeña narración que te llevará dos padres nuestros y una avemaría, donde la
jovialidad y caradura del desvergonzado pater, descarado como él solo nos hará pasar un buen rato.
Blasco Ibáñez fue un hombre que
siempre estuvo en contacto con la realidad valenciana, gran narrador del
ambiente y del paisaje valenciano que junto a la idiosincrasia de sus gentes quedaban plasmados
en sus libros, posando la mirada en la huerta para escribir historias. Ejerció
labores redactoras en diarios como ‘El Pueblo’, ‘El Correo de Valencia’,
‘El Turia’, unas crónicas
periodísticas a las que fue fiel.
El cuento que estamos comentando
hoy “En la puerta del cielo” está
reunido en un volumen de doce relatos bajo el título de “Cuentos valencianos”, que son retratos costumbristas de una
época, un mundo rural ahora casi destinado a desaparecer.
Post
scriptum:
Hace unos años tuve la ocasión de
asistir a una charla de Gonzalo Torrente Ballester en el instituto donde
cursaba mis estudios. Estaba a rebosar, un lleno total. Cuando se le preguntó
qué opinaba sobre Blasco Ibáñez fue bien claro: “Pienso que fue uno de los escritores más grandes que han dado nuestras
letras en todos los tiempos”.
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