Apostlllas literarias
Librería Pérez-Galdós en Madrid
En las redes sociales puede haber y hay comentarios de
todo tipo, yo solo me voy a referir en este post de hoy a los literarios. Uno
de ellos –me refiero a las apostillas
tuiteras- es que si pedimos prestados libros y no los compramos… ¿Qué pasa
con los autores y las librerías? ¿A qué se dedicarán luego las editoriales? ¿Se
morirán de hambre? Preguntas que quedan en la red (también en el aire) para que
alguien conteste a las mismas explayándose a su gusto.
Veo
perfecto acudir a las bibliotecas públicas, placenteros oasis de los cuales
disfrutamos y que los ayuntamientos hagan las respectivas compras de ejemplares
a las librerías de barrio en vez de a las grandes cadenas, porque todo el mundo
tiene derecho a su pedazo de pastel, y que el trozo de la tarta más rico no
vaya siempre para los mismos que siempre están con las manos estiradas pidiendo
más y más, obteniendo las mejores ganancias, con la suficiente capacidad de
realizar mejores ofertas, que como decía mi pobre abuela que en gracia esté
cuando fue sola a Nueva York, ‘”qué problema hay, si con un billete de 25
pesetas te pagas un taxi amarillo de esos…”
Hay que apoyar a todos los autores en especial a los noveles, a los autoeditados, a los traductores, -por el gran trabajo que hacen- ya que ponen a nuestro alcance la literatura publicada en otros idiomas. Tampoco hay que olvidarse de los diseñadores, aquellos que hacen posible que los libros lleguen en las mejores condiciones posibles a un lector, con portadas llamativas e interesantes, haciendo maravilloso ese contacto existente entre autor-libro-lector un trío de los de siempre que hacen época.
Prestar,
regalar e incluso robar libros. Un lector es capaz de todo por un libro. Esto
último puede resultar chocante pero… también se roban libros, y no me estoy
refiriendo a incunables y ejemplares por el estilo, aunque los vendedores de
libros en Bagdad que dejan los compendios literarios durmiendo por la noche en
la calle no tienen miedo que sean robados, ya que comentan que eso no ocurre
por una sencilla razón: “El ladrón no lee y el lector no roba
libros”.
¿Qué
has sido tú capaz de hacer por un libro? Hay gente que recorre las mejores
librerías del mundo disfrutando de esos momentos, otros van a las bibliotecas
nacionales a rebuscar o investigar en los tesoros culturales de un país,
algunos acuden a exposiciones de códices. Creo que si penetro de forma muy
profunda en mi corazón debo reconocer una cosa, que si dispusiera de los medios
y conocimientos necesarios no me importaría hacer un robo. Me encantan los
Libros de Horas, y “mangar” un Juana de
Navarra, un Leonor de la Vega o si me apuras un Duque de Berry no me causaría
ningún rubor, creo que disfrutaría la h…. haciéndolo.
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