El amante




"Muy pronto en mi vida me sentí como demasiado tarde..."

A las orillas del Mekong:

   Una fotografía pueden ser dos cosas, como por ejemplo un buen o mal recuerdo que te dejan distinto sabor de boca, y cuando retrocedes en el tiempo con ese/esos recuerdos permanentes y recurrentes que poco a poco se van agolpando en tu memoria dan lugar a una historia, remembranzas que evocan un ¿antiguo amor de juventud (casi niñez)? ¿Una pasión pasajera? ¿Una simple aventura que no quedó más allá del recuerdo?, unas primeras experiencias sexuales, y una tormentosa relación con una familia (que me recuerda a los Panero), un linaje que es bastante raro, extraño, llegando a un trabazón que le marcará para siempre, donde jamás existieron esos lazos familiares tan  comunes en nuestra especie. Una familia venida a menos, un mundo colonial que le queda muy poco por existir.

   El Mekong un enorme río que da lugar a una caudalosa historia, que junto a la gran fuerza de su caudal y la tumultuosidad del mismo se transmite la historia, (en la historia más bien) recuerdos de nuestra protagonista junto a su pasado, que no ha podido olvidar. Evocaciones que nos transportan como ese río hacia una Indochina que espero viva tiempos mejores, donde quedaban los últimos estertores del colonialismo francés.

Marguerite Duras

   Ya sabéis mi opinión sobre los premios, son discutidos y discutibles, leíbles e infumables, criticados y criticables, pero siempre hay la excepción que confirma la regla. Es muy raro que un Gouncourt como es el caso del libro tratado en esta bitácora le den un premio así porque así, este tipo de premios no se lo dan a cualquiera. Marguerite Duras es digna merecedora del mismo. Digo esto porque a diferencia de otros muchos el premio en metálico llega a la elogiosa cantidad de 10 eurillos, todo un dineral, no como los que dan por estos lares, para que luego se queje algún escritor llorón, que se presenta a todo lo que se mueve. El Gouncourt se da a las novelas publicadas durante el año en curso, y no está dado a dedo, ni otorgado por los colegas de turno, y es entregado una  vez en vida del escritor.

Ultílogo:

   Marguerite Duras tenía una forma muy personal de escribir lo hacía "según le atacaban las palabras". Una escritora perteneciente a la generación de los 50.'s francesa, que escribían con un estilo distinto rompiendo con la norma que imperaba en su época. Un nuevo movimiento, una 'nueva novela', donde su escritura era en abismo: 'Meter una narración dentro de otra'.

   El abandono por parte de su madre le marcó de por vida, de ahí en parte esta historia, esta espléndida narración, que además la cuenta como una ensoñación, como un duermevela.

Felices lecturas.



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