Paul Auster ‘fina esencia’
El comienzo de la cuenta atrás de un hombre apellidado Auster.-
Grafomanías (5):
Como me ha gustado mucho una de las últimas entrevistas que he leído sobre
Paul Auster transcribo aquí una parte o partes de esta, retazos de un escritor
único, con las cosas bien claras y como se suele decir vulgarmente y con
perdón; “no se casa ni con dios”.
Fue publicada el 27 de agosto de este año, en el suplemento dominical ‘Magazine’ que suele venir en algunos
periódicos regionales. El texto es de Antonio
Lozano y las fotos corresponden a Edu
Bayer. Pasemos pues a la misma.
Las apostillas como siempre son mías.
(No les hagamos responsables de lo que yo pudiera decir)
Después de siete años centrado en la escritura de libros autobiográficos.
Paul Auster regresa a la novela con ‘4 3
2 1 ‘ (Seix Barral), un ambicioso proyecto en que imagina cuatro vidas
alternativas para un mismo protagonista, Archie Ferguson. El lector sigue
sus vicisitudes personales a lo largo de
tres décadas marcadas por convulsiones políticas y sociales en Estados Unidos.
Ha mencionado que en
ocasiones lleva un libro dentro de usted durante mucho tiempo, pueden ser
varios años, hasta que se sienta a escribirlo. ¿Fue el caso de ‘4 3 2 1 ‘?
No, este libro fue un libro inusual. La idea de desplegar cuatro vidas en
paralelo de un mismo protagonista me vino un sábado por la tarde mientras leía
el periódico. Me emocionó tanto que enseguida me puse a pensar en cómo hacerlo.
Estuve tres o cuatro semanas dándole vueltas al asunto y me lancé. De forma
instintiva sabía cómo iban a ser los personajes pero, por lo demás, tampoco es
que tuviera un plan muy detallado al arrancar, prueba de lo cual es que mi
primera intención fue llevar al protagonista hasta la vejez.
Por el contrario, es una oda
a la juventud, al enorme abanico de posibilidades que se nos abren entre la
infancia y el inicio de la edad adulta.
Al cabo de un capítulo descubrí que la novela iba a centrarse en el hecho
de crecer. A grandes rasgos, los primeros 20 años de nuestras vidas están
llenos de cambios físicos y mentales, los experimentamos a diario. En cambio,
al empezar la edad adulta parece que su ritmo y su importancia decrecen. Quise
abordar los matices de lo que significa tener cuatro, seis, ocho años. En su nivel emocional más profundo la novela
es un registro de las alteraciones que atravesamos sin descanso en la primera
etapa de la existencia. (Como me gusta esta frase, espero que alguien le de un poco de caña a la
psicología evolutiva cognitiva, de las que hay muchas cosas con las cuales no
estoy conforme).
‘4 3 2 1’ reimagina de dos maneras
distintas el trauma que vivió de niño al ver morir electrocutado al compañero
que reptaba delante suyo durante un campamento de verano. Puede que la novela
no sea autobiográfica, pero en ella palpita esa idea de que en cualquier
momento puede ocurrirnos algo radicalmente transformador, para bien o para mal,
lección que aprendió de forma trágica a una edad temprana.
Aquel accidente marcó sin duda mi vida y su eco
reverbera por las páginas de la novela, de forma literal (aunque alterada), y
por todo lo que me enseñó acerca de lo que somos. Formularnos la pregunta” ¿y
si…?” es una constante que nos acompaña de la cuna a la tumba. “¿Y si aquel día
hubiera girado a la izquierda en vez de a la derecha?”. “¿Y si ese otro hubiera
cogido el autobús en vez de perderlo y tener que esperar al siguiente al lado
de un desconocido que se reveló encantador y con el que acabé teniendo tres
hijos?”. “¿Y si aquella noche hubiera tenido el buen juicio de no sacar a
pasear el perro cuando llovía, y haber evitado así una caída que me rompió una
pierna y me dejó un dolor crónico?”. De lo más maravilloso a lo más terrible,
buena parte de nuestro curso está determinado por microdecisiones (la
negrita y cursiva es mía) o golpes de buena o mala fortuna.
Para mi gusto estas son dos de las mejores
preguntas y respuestas de la entrevista, aquí se ve la ‘fina esencia’ del
autor, Auster como “pez en el agua”.
Con 70 años y después de una trayectoria tan sólida, ¿4, 3, 2, 1 nació en parte de plantearse un reto, de decirse “a ver
si puedo con este desafío técnico de semejantes dimensiones?
No, no. Jamás pienso así, escribo por una
compulsión interior, (¿grafomanía?), no poniéndome
desafíos. También te diré que desde el primer día trabajé duro y con mucha
concentración, pero no me imaginé que el libro acabaría alcanzando ese tamaño.
Me descubrí necesitando tres descansos largos, lo cual ocurría, no por casualidad,
cada vez que llegaba a las 300 páginas, que es la mediad estándar de una novela
normal mía. He acortado una barbaridad de material, de no hacerlo se habría ido
a las 5.000 páginas. Además, puesto que no dejaba de introducir cambios, la
corrección supuso una pesadilla, me he leído el manuscrito 28 veces. De todos
modos, el proyecto me absorbió de tal manera que le acabé consagrando tres años
en vez de los seis que había previsto.
Y ahora sí que aparece el señor Auster en su más ‘fina
esencia’, como pez en el agua, una respuesta sincera de cómo escribe y trabaja
el en realidad…
Escribir a máquina no habrá agilizado el proceso. ¿Sigue sin
utilizar ordenador?
¡Ja!
No. Sigo escribiendo a mano, luego paso el material a la máquina de escribir y
una asistente se encarga, por último, de volcarlo a un ordenador. Por suerte,
esta ralentización derivada de mi escasa competencia tecnológica se compensa
con un instinto muy acusado para saber qué funciona y qué no en la historia.
Tras medio siglo escribiendo, buena parte del proceso de escritura se
desarrolla sin que haya mucha reflexión de por medio, es como si mis huesos, mi
piel y mi sangre me dictaran lo que merece la pena conservar o sacrificar.
En los
inicios de mi carrera, por el contrario, no dejaba de darle muchas vueltas a
todo, suponía un ejercicio mucho más lento y paralizante. Bendita experiencia.
Esto no significa que escribir se haya vuelto más fácil, solo más fluido.
Los lectores le asocian con Brooklyn, pero
antes hubo diversos suburbios de Nueva Jersey, donde nació y creció. Si su
última novela sirve de referente, no eran los lugares más excitantes sobre la
tierra.
No,
excitantes no lo eran en absoluto, pero si poseían mucho encanto. En Europa lo
idea de un suburbio estadounidense quizá evoca el modelo californiano de casas
pareadas y uniforme, (bueno, eso se lo
creerá él, pero yo no estoy de acuerdo con su respuesta. Los europeos somos un
poco más inteligentes de lo piensa…), pero en South Orange, donde viví
entre los 5 y 12 años, tenía algo idílico, estaba lleno de casas antiguas,
edificios históricos y zonas verdes. Pasaba la mayor parte del tiempo en la
calle con los amigos (yo también hacía lo mismo a parte de estudiar y otras
cosas de críos), porque mis padres llegaban a casa tarde de trabajar y apenas
se hablaban.
Una de las grandes Avenidas de la ciudad de Nueva York, con la calle 42. (Estamos sobre el año 1910, ya llovió...)
Fui muy afortunado de crecer en un momento en que
el modelo educativo imperante era muy liberal y
consistía en que los niños gozarán de abundante tiempo libre para jugar
y leer, no nos ponían deberes porque se entendían como un fracaso de la labor
docente. (Que suertudo fuiste, a mí me
molieron toda la vida a deberes, cuantos más mejor. ‘La madre que los parió’). A
esto se añadía que los padres no supervisaban obsesivamente a sus hijos, (hoy lamentablemente amigo Auster corren
otros tiempos bien distintos a los tuyos y a los míos. Nuestros hijos tiene que
educarse, muy a nuestro pesar de maneras muy diferente a la que antaño
teníamos), les concedían libertad, no eran como los padres helicóptero de hoy
día, (la negrita y cursiva, es mía) siempre revoloteando, sobreprotectores y
miedosos. Gozabas de un margen de independencia y de resolución de los
problemas por tus propios medios que se me antoja crucial para abordar luego
los retos de la vida adulta.
¿Tiene un nuevo proyecto entre manos?
Ninguna novela, eso está bien claro. Llevo meses
obsesionado con el escritor Stephen Crane, leyendo biografías y ensayos
dedicados a su figura, por lo que es posible que en otoño me ponga es escribir
algo sobre él.
Si queréis saber algo más o seguir leyendo entonces
tendréis que buscar el artículo para continuar con su lectura…
(Recordar revista Magazine)
27 de Agosto 2017
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