Boris Pasternak
Paseando por
Rusia VII:
Desde “Elsilenciodelibro”, en especial
durante esta última época hemos estado comprometidos con el “silencio”, ese
silencio que te hace viajar a diversos mundos, tanto exteriores como
interiores, al sonido que producen las páginas al pasar y que uno escucha en
silencio. Al silencio del que escribe, el silencio del que escribe en
solitario, de aquel que escribe para sí mismo, para ser leído por otros, porque
escribir les produce un gran placer.
Pero todas estas entradas que estamos haciendo son
dedicadas a todos aquellos que nunca han desfallecido, que siempre lo siguen
intentando debido a que (utilizando símiles literarios) “unas fuerzas oscuras se lo impiden”, se lo han
impedido y lo seguirán impidiendo así de esta manera intentar llevarles al
“silencio”, mantenerles en “silencio”, intentando enterrarles en vida, menos
mal que gracias a Dios sus obras hoy día son en gran manera conocidas, un claro
ejemplo de esto es el autor al que dedicamos este post.
En los años
30.´s y con la “Gran Purga” Pasternak perdió la protección del gobierno ruso, (siempre
omnipresente) debido a su subjetividad, vamos que no les gustaba un rábano lo
que este hombre podía decir o escribir, escapándose del Gulag por los pelos.
Este tira y afloja llagó nada más y nada menos que hasta el año 1957, cuando se
publicó en Italia su gran novela “Doctor
Zhivago”, que trajo consigo la inquina total de su gobierno, que llegó a
calificarle de cerdo:
“Si comparamos a
Pasternak con un cerdo, un cerdo no haría lo que él ha hecho, porque un cerdo
jamás defeca allá donde come”.
La novela pudo por fin ser publicada en el año 1988
con la llegada de la “Perestroika”,
los auténticos cerdos ya habían muerto, ahora por fin se respiraban los aires
de la libertad.
La publicación en ruso del “Doctor Zhivago”,
estamos hablando del año 1958 (editada a escondidas y sin el consentimiento
oficial del Partido) es de novela, muy al estilo de James Bond, muy de la época
y verdaderamente apasionante. No voy a ser yo quien la cuente, perdería no solo
estilo, sino también toda su magia, así
que humildemente os aconsejo leerla, esa sí que es una aventura de
agente secreto. El motivo de todo esto, de montar toda esta historia con su
publicación fue… “avergonzar el Kremlin”.
¿Conocéis a alguien que haya ganado el Nobel de Literatura después de que su
candidatura fuera propuesta sietes veces?
“Es de vergüenza”
(Esto ocurrió de
manera intermitente entre los años 1946 a 1958)
Renunció a tal afamado premio, seguramente que
tenía detrás a sus “primos” de la KGB y a todas las nefastas hordas del aparato
político ruso, como para no acojonarse, (con perdón.)
Una vez muerto el Gobierno expropió la “Dacha” donde vivía, luego mandan a la
calle a lo que queda de tú familia, y para más INRI tiran a la vía pública los
pocos enseres que tenían. ¿Puede haber mayor deshonra?
Pasternak era un hombre de valor y de valores, lo
que no tenían sus compañeros del Sindicato de Escritores, que lo repudiaron
expulsándolo de sus filas, bajo la acusación de tener un pensamiento “solemnemente burgués”. Con un par de
narices escribió una carta al “gerifalte mayor del reino” Kruschev, diciéndoles
que no le obligara a abandonar Rusia, porque él amaba a su país y no podía
vivir lejos de su querida Rusia. Al final como todos los grandes hombres y
mujeres murió en su querido país, eso sí,
llorando por una tierra que “no le quería”, en la mayor de las
tristezas. Cuáles fueron sus pecados para padecer estas penalidades, entre
otros:
1. Condenar la colectivización de las tierras.
2. Condenar y denunciar todas las cribas políticas que
hubo en su país, en especial las de ese hombre al que tanto le gustaba “el
culto a la personalidad” llamado Stalin, uno de los mayores asesinos del pasado
S. XX
3. Se negó a firmar un manifiesto (¿panfleto?) en
donde “ciertas personalidades” se alegraban de la ejecución de un gran militar
y héroe ruso llamado Tajachovski, mostrando un valor inimaginable al escribir
al “Hombre de Hierro”, dígase Stalin mostrando su total disconformidad a esa
muerte y a todas las demás, mientras el resto de adláteres del Partido
aplaudían tales decisiones.
Mikahil Tajachovski
(Otra víctima de la "Gran Purga") - Cortesía de Wikipedia
Tirano para
muchos, héroe para otros, poeta, escritor y sufridor. Un hombre fiel a sus
principios hasta el final de sus días, pero sobre todo y ante todo, un hombre
que amaba a su país mucho más de lo que sus gobernantes suponían.
Firma de Pasternak: Cortesía de Wikipedia
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