Aleksandr Solzhenitsyn
Paseando por Rusia VI:
Este escritor ruso fue Premio Nobel de Literatura
en 1970. Es un gran conocedor de los famosos Gulags rusos, (los campos de
trabajos forzados de la Unión Soviética, en donde iban destinados todos
aquellos que no eran muy “simpáticos” al régimen) digo lo de conocedor porque
él fue uno de tantos que ayudó a construirlos.
Como “el arte no pertenece al arte, sino más bien
al pueblo”, cansinas palabras de V.I. Lenin, y cansinas también por mi
parte, ya que llevo unas cuantas entradas mencionándola, sus trabajos pasaron
por la criba del gran aparato mecánico del partido, que buscaba otra cosa, ya
me entendéis, “que les pusieran de guapos para arriba, y les donasen la píldora
un día sí y el otro también”, pero eso no pudo ser posible. Consiguieron el
efecto contrario, que toda su obra alcanzase gran notoriedad. Unos claros
ejemplos son los siguientes:
Archipiélago Gulag.
Un día en la vida de Iván Denísovich.
El Kremlin se debió quedar de piedra
cuando se enteró que al señor Aleksandr Solzhenitsyn le habían concedido el
Premio Nobel de Literatura. Estoy seguro, y esto no es ninguna crítica por mi parte, de que si hubiera hecho caso a
los políticos de turno jamás le hubieran otorgado semejante galardón.
¿Ironías del
destino? Un tío que estudia matemáticas y física alcanza el máximo premio que
aspira un hombre de letras en la tierra. Viendo esto y midiendo sobre 1,67 cm
de altura, todavía puedo aspirar a ser
el máximo reboteador en alguna de las ligas más puntales del baloncesto
mundial.
Leyendo sobre
su vida me recordó a diferentes personajes novelescos de Jack London o incluso
Julio Verne. Ten cuidado con lo que escribes, porque te pueden “pillar en un
renuncio” y pagar las consecuencias. Fue enviado al “hoyo” al “sucu” (como
decimos por estas tierras astures) solo por decir, por escribir a un amigo cómo
vivían los campesinos que no pertenecían a la “Gran Rusia”.
No contaré aquí el “rollo patatero” ese de todo lo
que escribió, pero sí voy a tener en cuenta en lo que se inspiró. Ahí va un
detalle, una muestra. Bajo mi entender en aquella época Rusia era un país de
locos, ya que enviaba a sus soldados a defender sus fronteras, a salir
victoriosos en esa maldita guerra en la que se hallaban metidos, para después
sin ningún miramiento juzgar a esos mismos soldados, que lo han dado todo por
su patria, por haber confraternizado con el enemigo, o por tener un mínimo
contacto con él/ellos. ¿Tenían miedo de que les dijeran la verdad? –“Nosotros
seremos los malos, pero vuestros políticos gobiernan de forma dictatorial a su
pueblo”.- Tomando en cuenta estas palabras, todo lo sucedido, sacó la
inspiración para su primera novela “El
círculo rojo”.
Después más o menos durante una pequeña
época le vino todo rodado, gracias un artículo publicado en la revista
literaria rusa, la de máxima tirada “Novy Nin” con la historia: “Un
día en la vida de Iván Denísovich”, un relato que se convirtió en
best-seller, aunque luego más tarde lo prohibieron. (No hay quien los
entienda…)
La KGB
intentó varias veces confiscar sus escritos, bastantes de ellos con éxito,
aunque algunos ya se encontraban bien difundidos por todo el país.
Da igual que
lo expulsaran de la Unión de Escritores Soviéticos, a cambio consiguió el
Nobel. Tras la publicación de “Archipiélago Gulag” es expulsado de
la URSS y deportado a la antigua RFA, República Federal de Alemania, y además
le privaron de ser un ciudadano soviético.
Con los
nuevos aires de apertura, y una vez recuperada su ciudadanía rusa, regresa su
país en 1994, donde se le dieron todos los honores que en el pasado le habían
sido negados, pero hasta el final de sus días jamás abandonó ese pensamiento
crítico sobre Rusia.
El Gulaj no era un paraíso, era un verdadero infierno y muy real.
ResponderEliminarEs un infierno muy real que todavía sigue muy vivo en el corazón de muchas personas.
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