Canción dulce
“El
bebé ha muerto. Bastaron unos pocos segundos. El médico aseguró que no había
sufrido. Lo tendieron en una funda gris y cerraron la cremallera sobre el
cuerpo desarticulado que flotaba entre los juguetes. La niña, en cambio, seguía
viva cuando llegaron los del servicio de emergencias. Se debatió como una fiera”.
En las primeras líneas de esta
novela nos encontramos con este sorprendente párrafo, que nos aclara desde un
primer momento que es lo que ha sucedido y que es como lectores a lo que nos
vamos a enfrentar, una historia que puede ser un thriller, el terror de
puertas adentro o incluso un cuento infantil con un final macabro, en este caso es un principio que te deja los pelos de punta, con la intriga de saber que
sucederá en la siguiente página.
Este recurso, artificio literario
que yo, como humilde lector considero muy bueno (si lo sabes hacer de la manera
adecuada) ya fue utilizado por otros autores como por ejemplo un García Márquez
en “Crónica de una muerte anunciada”, con esa fantástica frase de
“el día en que lo iban a matar Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la
mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”, o en su defecto un
Albert Camus con la lapidaria frase de (Hoy ha muerto mamá). Una
angustiosa novela que vuelvo ha repetir que desde el principio nos crea muchos
interrogantes, así que desde un panorama bastante macabro, nos presenta un baño y una habitación llenos de sangre, sin
hacer, eso espero, ningún espóiler pasamos a desentrañar esta historia,
merecedora de un fantástico Goncourt, que ha diferencia de los
premios dados por estos lares, nuestra particular, única e irrepetible España
(esto lo digo sin acritud) vienen siempre precedidos de la consiguiente
polémica, y en ocasiones, salvo excepciones, de la mala calidad de los mismos.
La autora de “Canción dulce” nos
lleva, traslada más bien a un cuento de hadas que poco a poco va convirtiéndose
en un mal sueño, que nos conducirá a ese horrible final que todos conocemos
gracias a las primeras líneas del relato, desgranando poco a poco la vida, costumbres, y
comportamiento de Louise, la niñera, esa nunú, que se
convierte en asesina de unos pobres niños, trayendo la calamidad a unos infortunados padres, que le confiaron la custodia de sus hijos mientras ellos trabajan en
unas interminables horas laborales, siendo aquí donde empieza la crítica a este
sistema social en el cual vivimos, lleno de prejuicios, mentiras, falsas
apariencias, donde la virtud brilla por
su ausencia y, mejorar social, laboral y económicamente (que no es ningún pecado)
está a la orden del día, encontrándonos de esta manera a unos progenitores que
nunca están en casa, que ni siquiera conocen a sus hijos, adquiriendo un montón
de cosas materiales que no necesitan para nada y de las cuales nunca disfrutan.
Cuando llega el momento de contratar
a alguien surgen de nuestro interior esos prejuicios que creíamos inexistentes,
saliendo a luz esa parte oscura llena de resentimientos, inquinas y quizás algo
más serio como es el racismo.
Entre Louise y Paul surgen una serie
de preguntas antes de dejar a sus hijos en manos de la correspondiente canguro.
Tiene que ser una mujer que no sea joven, porque si tiene descendencia no va a
dedicar el suficiente tiempo a los niños, mejor que sea algo madura y con la
prole ya crecida. Tampoco puede ser extranjera, porque puede empezar ha hablar
en marroquí u otro extraño idioma a los niños y ellos no lo quieren, pero no solo es eso, puede ser
que les pidan días libres para arreglar papeles o que les denuncie por no tenerla
en regla, mejor europea y con una amplia experiencia.
Louise les entró por el ojito
derecho desde el primer momento, reunía todos los requisitos que pedían y
además tenía referencias. Ella fue entrando en su vida poco a poco, hasta
llenarla por completo, resultado imprescindible en muchos aspectos del día a
día, esa vida cotidiana que por momentos puede resultar insufrible, pero que te
saca del apuro en un abrir y cerrar de ojos, por eso deciden llevarla de
vacaciones a la lejana Grecia, algo que para ella, una mujer de vida gris y
oscura (eso lo veréis en la lectura) le parece un maravilloso sueño del que no
desea despertar, ansiando repetirlo en el verano siguiente.
Este posible cuento de rosas y hadas
buenas no termina de convencer, porque el matrimonio ve que algo no va bien,
que falla en algo, pues no encaja, primero porque Louise se ha introducido en su vida de una
forma innecesaria y el comportamiento de ella cada día es más extraño, donde
sus rarezas quedan muy remarcadas, además ese silencio que la envuelve cada semana,
cada mes es más silencioso que nunca.
He aquí donde la autora, Leila
Slimani vuelve a recalcarnos otros de esos “grandes problemas” que
envuelven a nuestra sociedad y que nadie quiere ver. Las diferencias sociales
entre las personas, donde unas por mucho que se esfuercen cada día son más
pobres, mientras que otras mejoran a pasos agigantados, unas no tienen, ni
pueden tener la capacidad de mejorar, y otras pueden comprobar como con esfuerzo sus
sueños pueden hacerse realidad. Louise vive en los suburbios del extrarradio
parisino, con paro, inseguridad y pisos sociales, donde el desarraigo está a la vuelta de la esquina, mientras que Paul y Miriam viven en los
distritos del centro capitalino, donde la vida es todo lo contrario, donde todo
lo soñado está al alcance de la mano, donde todo parece estar pintado de color de rosa.
Louise se da cuenta de todo esto,
que nunca podrá tener, ni siquiera aspirar a tener todas esas cosas, esas
condiciones de vida que la mitad del planeta desea, y su mente se empieza a
desquiciar, a comprobar que los chicos están creciendo demasiado y que de un
momento a otro no la van a necesitar, ya pasó otras veces, pero esta vez es
diferente, no lo podrá aguantar, se va haciendo mayor, vive sola y en unas
pésimas condiciones, quien la va ha contratar, nadie desea que sus hijos
comportan su vida con una niñera mayor, cuando hay chicas jóvenes en abundancia
para efectuar esa tarea. Ya no será imprescindible, llegará el momento en que
los niños se valgan por si solos, entonces, ¿qué será de ella? La mente se va
nublando, las ideas se hacen confusas, su cabeza y ese extraño yo que todos
llevamos dentro te llevan a cometer una de esas atrocidades que hace que salgas
en las noticias de las 21h., en los telediarios de todo el país, entonces los
espectadores angustiados por lo que acaban de ver y oír se pregunten ¿por qué?,
sin saber que la respuesta está mucho más cerca de lo que creen.
Sobre
la autora:
Leila
Slimani es de esas autoras que debido al gran talento que atesoran, gran virtud
por cierto, y que la sacan a luz desde la primera obra, triunfan a las primeras de cambio, de ahí que sea
reconocida y premiada, también admirada y criticada debido a la composición de sus
obras, temas que no interesan, donde narra situaciones que a más de uno, sobre todo en Marruecos, su
país de origen no gustan para nada, musulmana en Francia, extranjera en su
lugar de nacimiento, un desarraigo que te impone la gente. Ha ejercido de
periodista en periódicos como Jeune Afrique y L´Express de
reconocido talente liberal. Desde su primera novela se dedica por completo a la
literatura, en España ha fichado por la editorial Cabaret Voltaire, que
se dedica a publicar autores franco-árabes, con una buena selección de temas y
escritores, muy alejados de la comercialidad de la competencia, un tema un poco
peliagudo para comentar en estas líneas, en especial en esta entrada, porque no
es el momento. Si queréis entrar en la mente de una asesina tan solo tendréis que leer esta novela, que se hace del tirón.
Club
de Lectura Gijón-Sur
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