Libro de las Horas de Luis de Laval

 

Iluminación en la que aparece Santa Marta dominando al dragón


     Hoy se acerca hasta nuestro ‘hortus conclusus’ del silencio uno de los personajes más poderosos e influyentes de todo el S.XV. Consejero personal del rey Luis XI de Francia, dueño de vastos territorios y finalmente deciros que fue conocido por ser un importante bibliófilo.

      El Libro de las Horas que lleva su nombre es el más hermoso y ricamente decorado de su tiempo, no podría ser de otra forma debido a varias cosas.

1.    El poder político y económico del propietario.

2.    Los grandes conocimientos bibliófilos que poseía Luis de Laval.

3.          El encargo de la realización del Libro no se lo podía pedir a cualquiera, escogiendo a uno de los más grandes, Jean Colombe. Este artista tenía un importante y reconocido taller en la ciudad de Bourges, (Francia).

Escudo de armas de Luis de Laval, propitario de este majestuoso Libro de las Horas

La Virgen María y el niño Jesús siendo adorados por los ángeles

Storiae

              Sobre el Libro podemos comentar entre otras cosas que sus miles de miniaturas 137 son a página completa, (obra naturalmente del propio Colombe) junto a diferentes colaboradores, obradas todas con gran calidad.

1.    Está compuesto de 342 folios, dicho de otra manera 684 páginas, además casi todo el espacio disponible del Libro fuera del texto está ocupado por ilustraciones.

2.    Escrito en latín y está conservado (pasa tranquilamente sus días) en la BNF (Biblioteca Nacional de Francia), encontrándose bajo el epígrafe Lat. 920

              Una vez explicado todo esto nos quedan algunas preguntas o cuestiones por resolver y contestar, así que… ‘ad rem’, vayamos al grano.

              ¿Por qué sabemos que el Libro fue realizado para Luis de Laval?          Cuando nos dirigimos al manuscrito hay varios detalles que resaltan esta cuestión. Aparece en dos ocasiones el retrato del propietario, (son dos illuminuras muy conocidas) una de joven, mientras que en la otra podemos observarlo en la plena madurez de sus días.


Luis de Laval orante, es el conocido y famoso folio 51, es la cumbre artística del manuscrito atribuido al gran JeanFouquet.


Post scriptum

              No podemos pasar por alto la obra del artista (Jean Colombe: 1411-1489) que dentro de los miniaturistas fue el mejor de su tiempo (aunque creo que esto ya lo he dicho antes). Tenemos que aclarar que este importante manuscrito fue elaborado en varias etapas.

              Hay 96 miniaturas a página completa que marcan el inicio de los capítulos principales, junto con las que están en las márgenes son obra o más bien participaron los siguientes artistas: ‘El Maestro de Yale’, naturalmente Jean Colombe con algunos miembros de su reconocido atelier.

Luis de Laval arrodillado ante su epitafio

Jesucristo orando en el huerto de Getsemaní, mientras que los Apóstoles en un segundo plano duermen, a lo lejos se aproxima la soldadesca que prenderá al Salvador.

Ultílogo

              Siempre digo (ya sé que para esto soy muy cansino) que detrás de estos libros siempre hay una gran historia, como corresponde a los ejemplares englosados en esta gran categoría. Cuando fallece Luis de Laval el manuscrito queda en poder de Ana de Francia, que más tarde pasaría a las manos del ‘Condestablede Borbón’, acabando después en manos del poderoso Francisco I de Francia.

Representación de Sta. Genoveva con el demonio y el ángel.

              Los artistas que realizaron esta impresionante obra son:

1.    Jean Colombe, (participó en el ‘Libro de las Muy Ricas Horas del Duque de Berry).

2.    Jean Fouquet, (pintor del rey).

3.    Maestro del Misal de Yale.

4.    Guillaume Piqueau.

              Una vez destacados todos estos iluminadores tenemos que observar una cosa más, que los rostros tienen una gran calidad, que son atribuidos al llamado ‘Maestro de los rostros de Cristo’, porque sus rostros (faces) son representadas en actitud serena.

              Si en esta entrada habéis encontrado algún ‘lapsus calami’, es decir error de pluma, os pido disculpas.



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