Rafael Chirbes
El autor de "Crematorio" y "En la orilla", fallece a los 66 años víctima de un cáncer que le
diagnosticaron hace apenas una semana. Un cáncer de pulmón se lo llevó por
delante. Como pasa casi siempre, por no decir continuamente en nuestro país, ha
sido reconocido de forma tardía, dicho de otra forma: Tarde, mal y nunca. A
otros, con menos merecimientos se les ha entronizado. Maldita nación la
nuestra.
Con sus dos
últimas novelas, ya mencionadas, agrandó su círculo de lectores, ya que gustaba
a una inmensa minoría. Con "En la orilla", recibió el Premio Nacional de Narrativa. Una verdadera denuncia contra todo tipo de
especulación, a la corrupción y todo tipo de miserias, que rodean a esta España
nuestra en la actualidad. Un escritor denuncia, que mostraba la realidad tal
como es, pura y dura. El solía decir:
“Sencillamente, la vida es así”
“A mí la soledad me resulta cómoda porque me permite
hacer lo que me da la gana”.
(El vivía
solo con sus perros)
Decían de él
que era uno de los grandes cronistas de su tiempo, comparándole con nuestro
ilustre Galdós. Así que el maldito tabaco nos ha obligado a no poder disfrutar
de Rafael.
“Entré en la consulta del médico como un
adolescente inconsciente, y salí como un anciano enfermo”.
Pesimista
por convicción en la revista “Esquire”
en el 2014, comentó lo siguiente: “El
mero hecho de entender y ser pesimista es un paso necesario. No creo en el
falso optimismo ni en la beatería. Ni en todos juntos podemos”.
El hecho de
soledad, (autoimpuesta diría yo) podía ser debido a que era huérfano de padre,
y que desde muy pequeño fue separado de su madre, que como todo ”hijo de vecino”, tenía que ganarse la
vida. Así que se pasó gran parte de su vida de colegio en colegio, (quiero
decir de internado en internado), lo que influiría en su vida. Pienso que a lo
mejor la denominada “Teoría del apego”, no quedó muy impregnada en su
ser, algo lógico, prefiriendo vivir en soledad en compañía de sus perros.
Estoy
totalmente de acuerdo en un pensamiento suyo, porque la vida, sus circunstancias te van marcando, y más aún
dependiendo del nicho social donde naces:
“La clase social en la que nace uno, la primera
mirada que hechas va a determinar todo lo demás”
(No me
neguéis que tiene toda la razón).
En novelas
como “La larga marcha (1996), "La caída de Madrid" (2000), o "Los viejos amigos" (2003), y ahora voy a mencionar las
palabras de Marta Moreira, periodista de ABC.es, “muestran que estos relatos
demostraba toda su actitud crítica hacia los viejos representantes de la izquierda,
que con el tiempo se amoldaron gustosamente al pragmatismo capitalista” (con tu
permiso M. Moreira – gracias).
Quiero
expresarme aquí con los renglones de Antonio
Lucas (elmundo.es), porque no se puede describir mejor a este autor, para
mí le reflejan con exactitud, y por tanto digamos que… no quiero robárselas.
Chirbes era
un tipo hecho a sus cosas, con la vida literaria un poco aparte. Confeccionado
a golpe de silencio y no dejarse ver más que lo justo. Era dueño de ideas
propias que no buscaban el aplauso
“Escritor debe de mantenerse aislado de todo el
tinglado de los grupos culturales. A mí nunca me gustó frecuentar esos
ambientes, porque te cargan de manías, de fantasmas y de obligaciones”.
(No creéis que sigue teniendo razón).
En algunos
aspectos me recuerda al argentino Juan Gelman, poeta de la pena, la distancia y
el silencio.
El escribía
sobre lo que veía, jamás lo que le contaban. Al igual que Juan Benet, abandonó en sus
libros la tiranía de la trama. Como él decía, lo importante es entender
la utilidad del ejercicio de escribir.
“La literatura no sirve nada más que para contar la
infamia permanente”
“A mí lo que me interesa es entender mejor lo que
vivo, lo que veo. Y quiero que el lector suba al mismo Monte Calvario que subo
yo cuando escribo. ¿Por qué debería ser de otro modo? ¿Por qué habría de hacer
concesiones?
(Nuevamente
me recuerda a otro autor, a otro poeta en este caso español, Leopoldo Panero
cuando dijo más o menos así: “Yo no
quiero abandonar mi locura, lo que quiero es meter a la gente dentro de ella)
Los
entrecomillados, paréntesis, cursivas, negritas si las hubiera, son mías, lo
mismo que los comentarios, de los cuales solo yo me hago responsable, y no los
colaboradores habituales en este blog.
Referencias:
elperiodico.com
abc.es
elmundo.es
Comentarios
Publicar un comentario