El Aleph
Corto
de café:
Este título no cabe ninguna duda
que es uno de los grandes cuentos (sea fantástico o no) de toda la literatura
universal, así que por tanto tan solo puedo decir una cosa, aunque suene a
blasfemia, el Espíritu Santo es
argentino. Maradona, el papa Francisco y naturalmente el genial Borges, espero
que los santos cielos no se enojen conmigo por esta declaración que está
interpretada sin acritud.
Luego me he dado cuenta de otro
punto importante. La literatura está muy relacionada con las escaleras, voy a
poner unos ejemplos muy claros. Diecisiete son los escalones que hay desde las
habitaciones de Sherlock Holmes
hasta Baker Street, en el famoso nº21, y (este es el caso que nos atañe)
diecinueve es el número de escalón, contados desde abajo por el mismísimo
Borges donde se encuentra ‘El Aleph’, “un punto desde el cual se puede contemplar el universo entero”, donde
además podemos observar una de sus grandes inquietudes a lo largo de su vida, el
infinito.
Storiae
La historia está narrada en
primera persona por uno de los protagonistas de la historia, Borges. Se nos
presenta a un antiguo amor no correspondido llamado Beatriz Viterbo. Él quiere mantener viva su presencia de
alguna forma, y una manera de tenerla presente y eso que no fue recompensado en
el amor por la bella dama, vamos, que le dio calabazas a tutiplén, es que
quiere tener siempre viva esa llama de la presencia eterna en la memoria, así
que toma por costumbre, casi por tradición visitar la casa de la amada Beatriz en cada aniversario de su
fallecimiento.
Entre visita y visita va
estableciendo una estrecha relación con el primo de la fallecida Carlos Argentino Danieri, que escribe
poesías, (para mi gusto es un poeta muy malo, horrible) le muestra alguno de
ellos porque tiene una idea en la cabeza, que Borges hable con alguno de los
importantes escritores que conoce para que le prologuen, pero Borges da largas
y más largas al asunto, además la obra que escribe Danieri es interminable y dura más que las obras de El Escorial.
Un día Borges recibe una llamada
que lo cambiará todo, algo que le marcará de por vida. Danieri comenta que la amada casa familiar va a ser demolida por
la ampliación de un conocido negocio de hostelería. En el sótano de la casa se
encuentra ‘El Aleph’, el punto desde
el cual se puede observar todo el universo, y el medio por el cual lo necesita
para escribir, si él todo su mundo se vendría abajo.
Es en ese sótano, el de la casa
donde vivía eternamente el amor de Beatriz donde comprueba que…desde el escalón
número diecinueve puede verse un Aleph. Una pequeña
circunferencia de solo unos centímetros que le permite ver absolutamente de
todo. ‘Cuando has visto el interior del
Aleph ya na puede sorprenderte’, porque puede verse el universo desde todos los
puntos posibles. Cuando Danieri le
pregunta que le ha parecido, el narrador (Borges) decide guardar un largo
silencio, vamos que prefiere obviarlo todo y hacer ‘mutis por el foro’. Le dice que deje la casa, y que en el campo al
aire fresco podrá curarse de esas ilusiones suya, alejando así todos esos males
que le acompañan, desde ese momento jamás vuelven a verse.
La vida transcurre al ritmo que
marcan los acontecimientos. La casa es derribada y… Danieri recibe el segundo premio nacional de poesía, Borges se
queda a dos velas porque en las votaciones para el mismo nadie se acordó de su
nombre. Esto hace elucubrar al narrador más de la cuenta preguntándose si en
realidad lo que vieron ambos era un verdadero Aleph.
Post scriptum
A
estas alturas de la vida no voy a descubrir a este hombre, uno de los grandes
autores del denominado cuento fantástico americano, un buen referente para muchos. Borges describe un
ambiente en que ambos hombres Danieri y
él se necesitan, pues cada uno de
ellos les hace falta seguir manteniendo vivo su particular mundo. Una vez
dentro de la historia todo gira en torno a Beatriz
y el Aleph,
creando de esa manera dos mundos, este el verdadero es en el que vivimos, y un
segundo, ‘ese espacio transversal’
que separa la realidad de la ficción. ¿En cuál de los dos nos encontramos?
Ultílogo
Si la escalera de Jacob es
aquella puerta que conduce a los
cielos, el Aleph es la llave que abre la puerta al infinito. Son dos
mundos literarios muy llamativos y fascinantes para cualquier autor-lector, y
que se pueden ver desde muchos puntos de vista diferentes.
El Aleph es la primera
letra del alfabeto hebreo, es la raíz, el principio espiritual de todas las
letras y por ende del habla humana, para los cabalistas es el eje fundamental
de muchas cosas, es energía. Este cuento forma parte de una trilogía junto a El
Zahir y ‘La escritura de Dios’.
Fue bibliotecario y más tarde director de la Biblioteca Nacional de Argentina. Entre otros premios tiene el Formentor y el Cervantes, pero jamás recibió el Nobel. No voy a criticar aquí esto aunque en muchas ocasiones lo he hecho, quien me conoce sabe como pienso, pero esto es punto muy negativo para los señores del Nobel (no los deja en un buen lugar) ya que la maldita política suele enturbiar bastante las cosas y la literatura no iba a ser una excepción. Eso sí han quedado para la posteridad todos sus escritos y de ellos podemos disfrutar. Alabado sea el 'Espíritu Santo'.
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