El lunes nos querrán

 


“A las valientes que salieron del camino recto para ser libres. Aunque doliera”

 

            Había una canción de juventud que decía algo así: ‘lunes principio de semana y no me da la gana el ir a trabajar’. Sin embargo, para nuestras tres protagonistas ese era el día de hacer listas, grandes inventarios con todos los quehaceres para el resto de la semana, porque solamente trabajando, ‘chuzando’ como burras era la única forma de sentirse queridas, eso sí, sin ningún halago de por medio. Unas expectativas para nada agradables, en especial si eres una chica joven con todas las inquietudes de la edad por delante.

 

¿Puede una persona sola cambiar el mundo?

 

            Tres grandes bloques de edificios con cientos de pequeñas ventanas espiándote, controlándote, que cuando llega la noche son otras centenas de ojos vestidos de color amarillo con una sola misión, vigilar cualquiera de tus movimientos, porque hagas lo que hagas siempre estará mal, y más aún si eres una chica joven y musulmana, como ocurre en el caso de nuestras protagonistas, donde el honor de los padres, la familia, el islam, tu lugar de procedencia pudiera quedar en tela de juicio. Esa sin duda sería la mayor de las tragedias, el peor de los deshonores. Un horrible paraíso situado en la ‘periferia de la periferia’, lejos de la ciudad, del centro, hasta podíamos decir que de la civilización, donde las costumbres de tu lugar de nacimiento no se han olvidado, al contrario, siguen más fuertes que nunca, porque la tradición tiene que estar por encima de todas las cosas, así que la obediencia, la mal llamada virtud, el sometimiento, la ‘esclavitud familiar’ de las mujeres, sin olvidarnos del maldito pañuelo para cubrirse la cabeza sigue siendo el pan nuestro de cada día.

            Unas chicas atrapadas en su propio pasado, en un maldito presente y en un futuro nada halagüeño, con muy pocas oportunidades para abrirse paso, camino en la vida, por varias sencillas razones…son mujeres, jóvenes, inmigrantes, más que extranjeras, son moras y encima rifeñas. No son aceptadas ni por su cultura, ni por la nuestra. Viven en tierra de nadie, sin poder estudiar, ir a la universidad, sin un trabajo decente, sin oportunidades, sin poder ganarse el jornal en aquello para lo cual estás más cualificado/a.

La lectura de este libro es un claro ejemplo por la lucha de la identidad

            No se habla de sexo, eso es un tema tabú, no poder escoger novio, los matrimonios están concertados normalmente por la madre, no poder trabajar fuera de casa, eso es de malas mujeres, como las cristianas, sin posibilidades de mantener relaciones sexuales o prematrimoniales, una mujer usada o utilizada ya no sirve para nada. Tampoco debemos olvidarnos de una cosa, olvidarse de intentar mantenerse guapas o atractivas porque la mujer es un nido de vicios y desgracias, así que, todo lo contrario, debe de esforzarse por mantener íntegra su virtud en la mayoría de los campos de la vida, primero obedeciendo a su padre, después al marido.




Es una confrontación entre culturas, al final ella encuentra el camino que se genera ella misma

            Vista esta serie de secuencias, no es de extrañar que para nuestra protagonista el lunes sea el mejor día de la semana. Una lectura que se mueve en territorios fronterizos, entre dos culturas, la occidental y la musulmana. La lucha diaria de unas personas que tienen todo en contra. Un ejemplo de resiliencia ante el crudo día a día de unas mujeres que no solo intentan sobrevivir, también abrirse paso en la vida, y que de vez en cuando puedan cumplirse alguno de sus pequeños sueños.

            La marginación y la segregación, que fácil es pronunciar y escribir estas palabras, pero… que duro es vivirla y padecerla, sobre todo en un mundo donde la independencia de la mujer cada día está más cuestionada. A la autora de estas letras Najat El Hachmi         le ha traído una seria ruptura familiar, incluido un divorcio junto al temor de perder a su hijo para siempre

Najat El Hachmi, la autora de esta historia que te removerá las entrañas. ¿Es tan difícil buscar y encontrar la felicidad? Ella luchó por saber cual era su verdadero camino.

La discriminación tiene hilos invisibles y es muy sutil

         Tras el nombre de esta gran autora se esconde una mujer hecha a sí misma. Residente en Cataluña desde los ocho años y rifeña de nacimiento. Licenciada en Filología árabe y premiada en la mayoría de sus escritos, donde narra el ambiente, el triste y pobre universo en el cual se tienen que defender las mujeres musulmanas.



             Realizada con el corazón y cientos de experiencias personales ‘El lunes nos querrán’ es una obra de lectura fácil, también desgarradora, y yo me arriesgaría a decir que hasta cómplice. Cómplice debido a la permisividad que la cultura occidental, esa llamada o que se cree más civilizada sigue permitiendo ciertas cosas, en especial las que se producen dentro de un país amparándose en el silencio, en lo que es peor, en no entrometerse en la mal llamada ‘cultura ajena’, menuda mierda.


Feliz salida y entrada del año, juntos a unas buenas lecturas.

Cuidaros mucho, no está el horno para bollos.




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