Mario Benedetti




No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero el Jardín Botánico es un parque dormido…
(A la izquierda del roble)



          Este polifacético hombre; escritor, poeta, dramaturgo y periodista fue integrante de la “Generación del 45”, junto a Ida Vilariño y Juan C. Onetti entre otros. Hizo prácticamente de todo, ‘curró’ en lo que pudo, en lo que quiso y en lo que le dejaron. Fue leyendo a Baldomero Fernández Moreno cuando/donde descubrió su vocación de poeta, (bendita sea.)

          Se pueden escribir muchas cosas sobre este gran poeta, pero creo que ya está casi todo dicho, comento la palabra ‘dicho’ porque humildemente creo que esa parte queda para los estudiosos de su obra y los muy fans. En 1945 salen a la luz sus primeros poemas bajo el título “La víspera ineludible”, y en 1950 publica “Solo mientras tanto”, y que fue editado por la destacada revista de su época ‘Número’, luego vino “Poemas de la Oficina” en 1956.


Agacha la cabeza
escribe sin borrones
escribe, escribe
hasta
las siete menos cinco.
(El Nuevo)
         
       Políticamente activo e intelectualmente implicado, Benedetti no descansa, abandona Uruguay y lleno de pena se convierte en un exiliado más, en un “sin tierra” con una tierra lejos de su hogar.

    Poeta implicado, (volvemos a repetir esta palabra) porque le tocó vivir tiempos críticos, momentos críticos, épocas que espero nunca se repitan, un trovador en el exilio y de la libertad, un hombre que no le gustaba aquello que veía, plasmándolo en verso, con todo el sentimiento del mundo, y ahora es admirado, mientras que en Uruguay fue durante muchos años denostado por un gobierno que nada entendía sobre cultura y libertades.

      Al igual que Juan Gelman, es un poeta de la distancia, el bate, el vocero de la libertad y del día a día, uno más del pueblo, que necesitaba escribir todo aquello cuanto veía, otro enfermo más que había sido contagiado por la maravillosa grafomanía, de la cual no quería ser curado.

    Ahora solo nos queda su poesía, una parte de sí mismo que no ha volado hacia el cielo de las letras, porque gracias a sus versos el paraíso de la tinta y el papel sigue estando presente.





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