El hielo en el fin del mundo





Ficha técnica:

Título: "El hielo en el fin del mundo".
Autor: Mark Richard
Título original: The Ice at the Botón of the World: Stories
First Anchor Books: Febrero 1991
Editorial: Dirty Works
Primera edición: Abril 2016
Págs. 148
Traducción: Tomás González Cobos
Diseño y maquetación: Rosa van Wyk y Nacho Reig
Ilustración: Iban Sainz Jaio
ISBN: 978-84-944141-4-5
www.Dirty Works editorial.com

   En primer lugar comentar que ha sido un gran acierto por parte de la editorial Dirty Works publicar a  este autor, y después, quien me lo iba a decir a mí que estoy de acuerdo con Chuck Palahniuk cuando comenta: "En el seminario de Tom Spanbauer, el primer relato que se lee es La cosecha de Amy Hempel. Luego Abandonados de Mark Richard. Y, después de eso, ya estás perdido. Si os encantan los libros, si os encanta leer, esta es una línea que tal vez no queráis cruzar. No estoy de broma. Si pasáis de este punto, casi todos los libros que leáis en adelante os parecerán una mierda. (Cuanta razón tiene, sus historias no tienen desperdicio.)


   Diez historias, diez momentos,  que te encandilarían, con la descripción de esos mundos que a todo escritor le gustaría vivir y crear, un mundo para nada imaginario donde no hay vuelta atrás, y que te atrapará desde el primer momento, con frases mágicas, únicas, que te hacen pensar, y utilizando su lenguaje: " Pero qué pedazo de cabrón, como se puede escribir tan bien", y encima utilizando ese lenguaje, esas frases tan particulares suyas, que supongo estarán influenciadas en parte por su infancia, sus vivencias de trotacaminos, y en especial de su mundo cajun.


   Ya se lo que estáis pensando. Hey tío, lo pones todo muy guay. Pues sí, tenéis razón, pero si queréis una pega, voy a poner una: Como viejo Teddy Boy, y amante de los tiempos pasados y buena música, como podéis comprobar en mi otro blog ritarbeyu.blogspot.con, hecho de menos una historia musical, bien mezclada de música cajun, y comida muy picante, acompañada de unas costillas con esa salsorra que te hará sacar humo por las orejas, y unas grandes almorranas, que al día siguiente no tendrás más remedio que tener el culo entre almohadones.


Sobre Mark Richard:

   Es de ascendencia cajun-creole-francesa, nació en Lousiana, y pasó buena parte de su infancia en hospitales para niños tullidos. (Qué poco me gusta esa palabra..., y aprovechando la oportunidad, por la parte que me toca, "me cago en la puta discapacidad.) Debido a la deformidad de sus caderas le dijeron que a partir de los treinta estaría condenado a vivir en una silla de ruedas. No fue así. El día que los cumplió le pilló haciendo autostop camino de Nueva York, y ser escritor. No lo tuvo fácil. Su padre, un hombre violento e impredecible, les abandonó una noche de borrachera. (Quizás por eso entendamos el por qué de algunas de las historias de este libro.) Sus motivos: la mala tierra, una mujer triste, varios bebés perdidos, un hijo "extraño" y la marcha del general Sherman.



   A los trece años Mark se convirtió en el locutor de radio más joven del país. Abandonó sus estudios, se metió en problemas y se pasó tres años faenando en barcos pesqueros, (lo que me recuerda a otro autor americano muy, muy conocido.) Fue fotógrafo aéreo, pintor de brocha gorda, camarero e investigador privado. Asistió al taller literario de Gordon Lish, que le compró un gorro de artillero forrado de lana para sobrevivir al duro invierno de Nueva York, y le publicó su primer libro de cuentos.

   El libro se vendió poco, pero después de que la editorial le transmitiera su poca fe, Normsn Mailer le entregó el Pen/Hemingway Foundation Award, y Barry Hannah le llamó para dar clases en Oxford, Missipi. Por las noched se acercaba con su perro a la vieja casa de Faulkner, y se asomaba a las ventanas esperando ver fantasmas. Un día, al volver de su paseo, se encontró  a Larry Brown sentadoHey" la mesa de la cocina, fumando y debiéndose su bourbon. En el sur nadie cierra la puerta de atrás. Al verle, Larry simplemente le dijo: "Hey".



   Actualmente vive en Los Ángeles con su mujer y sus tres hijos. El día de su boda se dio cuenta de que había conocido a todos sus amigos en bares. Es autor de dos colecciones de relatos, una novela y un libro de memorias.
Editorial Dirty Works
(Las coletillas son mías.)

   "Las barbillas de los hombres se yerguen hoy más altas, enriscadas por los desacostumbrados  nudos gruesos de sus corbatas, anchas como zapatos. Esto otorga a los hombres un orgullo que no poseen, un efecto estirapieles en sus rostros que vence por unos instantes los años bajo el sol. Algunas mujeres parecen percibir ese sutil rejuvecimiento en sus maridos, ahora al final de la vida, y a estas mujeres se les escapa un breve sollozo para sus adentros".
(Banquete de la tierra, recompensa de la tierra.)

   "Tengo que decirle a mi tío que no es más que un papel de envolver pan, un papelito de nada arrojado por el viento. Salgo corriendo para mostrarle desde fuera que eso es todo lo que es, pero el maleficio se ha apoderado de mi tío y cuando vuelvo a entrar de enseñárselo, más hubiera valido quedarme fuera".
(En la cuerda)

   "El tío basuras no se acuerda de julio, pero, cuando le explicamos lo que es, dice que seguramente julio fue una buena idea en su momento".
(Abandonos)

   Si este libro cae en vuestras manos o salís en su captura, os puedo asegurar que leeréis algo diferente, y que no podréis abandonar, que nos llevará a su particular mundo cajun, lleno de personajes especialmente cajun. Espero que disfrutéis de su lectura.












Comentarios

  1. Yo también quiero escribir como un cabrón, y tener un alma cajun llena de blues. Me gustó mucho tu otro blog, un saludo.

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    1. Todo ello es el mal llamado sueño americano, el representa a la América cabrona, es su más firme portavoz.

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    2. Quiero escribir como un cabrón, pero de momento me quedo corto...

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    3. El sueño americano muchas veces se convierte en quimera.

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