Una chica en invierno

 




Recomendaciones literarias: (12)

 

“La primavera, de las estaciones la más gratuita, es un patio de flores espontáneas, es un curso de agua, es la hija más múltiple y entusiasta de la tierra".

(Philip Larkin)

              Hacía tiempo que deseaba hacer esta entrada, un post sobre este autor que debería estar en uno de esos pedestales denominados grandes. Todo esto comenzó porque tengo un vecino inglés –James- al que considero mi amigo y amante de la literatura, tanto que hizo un trabajo de fin de carrera sobre este personaje (porque lo es) el cual le encanta, y entre cerveza y cerveza salen muy buenas  conversaciones y mejores recomendaciones. Tras enseñarme una foto por el Google Imágenes del tal Philp Larkin por si lo conocía me habló maravillas de él, así que…tuve que ponerme manos a la obra.

              Si voy directamente al grano podemos decir que en esta novela de Larkin nos encontraremos con varias cosas, la primera es descubrir varios retazos biográficos entre sus líneas, otra es una clara descripción del crudo invierno inglés durante la época de la 2ª Guerra Mundial, luego entre  renglón y renglón irán apareciendo los diferentes protagonistas de la historia, como Katherine una bibliotecaria aburrida del tedio que conlleva su trabajo, que piensa o tiene en la cabeza la perspectiva de volver a reencontrarse con su primer amor, ese que te deja marcado de por vida y que todos…salvo excepciones nunca se borra de nuestra memoria.

         

      Hasta que llega el momento de la ansiada cita Katherine rememora momentos pasados, tiempos de inocencia, correrías infantiles, y sobre todo ese gran paso a la edad adulta, que todos obligatoriamente tenemos que hacer, cuando llegue el encuentro con Robin ‘él será el encargado de arrancarla de ese letargo’, del frío, de esa frustración hacia una nueva vida que atempere su hastío, y además que le de calor para superar ese frío invierno inglés en tiempos de guerra.


              Sobre Philip Larkin se pueden decir muchas cosas, sobre todo esas influencias de T.S. Elliot, un hombre que destruía las novelas que escribía, (eso me suena de algo, parece ser que no soy el único que se pone el plan “destroyer” menos mal), que además fue bibliotecario y crítico de jazz. Al escribir estas letras no tengo más remedio que acordarme del poema de Elliot “La canción de amor de J. Alfred Prufrock”:


La neblina amarilla que frota su espalda contra el cristal de la ventana,

de noches inquietas en baratos

hoteles de noche…

 

y restaurantes de aserrín con

conchas de ostras.

 

              Volviendo a Larkin que es lo que nos interesa, esta obra está considerada como maestra, fue escrita cuando el autor contaba apenas con 22 años, donde se ven retazos de lo que vendría mucho después. El éxito de los personajes, en este caso de Katherine creo que radica en una cosa muy importante, el autor no tiene que dar todo tipo de explicaciones sobre el protagonista de la historia o sobre el contexto en el cual está envuelto, deja que el lector piense por sí mismo, ya que el leyente “no es tonto”. Sobre la situación que envuelve a la historia, el proceso de la misma también debe de preguntarse o investigar sobre el porqué de aquello que sucede en esos momentos.

              El pasado ya no existe, (el) ahora es el presente, esa rutina que muchas veces nos mata, nos desespera, donde esperamos que surja algo extraordinario que nos saque de ese día a día tan aburrido hacia un pequeño gran momento que nos llene de ilusión, como es volver a revivir ese primer amor, que la vida te dé una segunda oportunidad.

              Larkin recorre todo, el pacatismo provinciano y rural, aunque pienso que los ingleses –con todos mis respetos- tienen y tendrán ese algo de ‘victorianos y eduardinos’ basado en aquellas épocas de las cuales no se quieren deshacer, ni desprender, junto a esa ciudad industrial tipo ‘Dirty Old Town’ que tan maravillosamente describió Ewan MacColl que por estos lares popularizaron The Dubliners y The Pogues, esa sucia ciudad que tanto y nada puede ofrecer a quien llega a ella. El mundo particular de este autor está al alcance de nuestras manos, tan solo tenemos que leer esta singular novela.

“This Be The  Verse”

They fuck you up, your mun and dad.

They may not mean to, but they do.

Te joden, tu mamá y tu papá.

Puede que no quieran, pero lo hacen.

 


          La caricatura es por cortesía de David Lavine, autor de la misma

    He recordado a T.S. Elliot y he conocido a Larkin, el hombre que mediante sus poemas ‘quería detener el calendario’, y algún día espero que no muy lejano el hombre deje de ‘entregar miseria al hombre’. Se me olvidaba los fines de semana que es cuando estoy más libre  la noche antes dejo preparado sobre la mesa del salón unos vasos vacíos y una buena botella de ginebra, esperando que el amigo Larkin se anime y me haga una visita…Tengo muchas cosas que preguntarle. James, tú también estás invitado, los vasos no son dos sino tres, vete preparando las preguntas, y recuerda aunque eso ya lo sabes…”todos necesitamos una motivación todas las mañanas para levantarnos”.

 


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