El olor de la hierba después de la lluvia


"Poder inspirar tranquilamente saboreando el olor de las lilas, disfrutando de cada instante, algo que no le ocurría en París.


   Un libro sencillo, notable, maravilloso. Un encuentro, una situación en la vida y un enorme campo de amapolas que lo cambia todo, porque nos hace preguntarnos... ¿Qué estamos haciendo en realidad con nuestra vida? A partir de aquí 'arranca' una bonita historia que te llevará por un sendero lleno de interminables campos de flores, un renacer a la vida donde la naturaleza es la principal protagonista, la que nos indicará cual es el camino equivocado que ha escogido el hombre en su 'deambular por el mundo', porque la verdadera riqueza no es la que busca la desencarnada humanidad, que solo persigue la brevedad de los grandes logros, sin saber que la importancia radica en conocer la ‘grandeza de las pequeñas grandes cosas’.

   Es la misma naturaleza la que tanto despreciamos en multitud de ocasiones quien nos da la respuesta ante la sordera, ante un falso orgullo provocado por nuestra propia ignorancia mediante un mensaje que todavía no tenemos bien claro, o tal vez haya una segunda opción, no nos da la santa gana de entenderlo: -"Tengo lo que necesito para vivir bien."- Eso es la riqueza, ¿no?


    El libro está lleno de hermosos mensajes, de flechas que van directamente a la diana, mostrándonos el falso derrotero que estamos llevando, un camino que no conduce a nada, porque día a día dejamos que la modernidad nos vaya engullendo, abduciendo en una rutina que acelera nuestra existencia dejándonos ciegos ante la verdadera realidad, que pasa ante nosotros sin que nos demos cuenta porque tal como dice el autor sobre uno de los protagonistas: 'Saboreaba los libros como si se tratasen de un buen vino, vivía pausadamente a ritmo de la naturaleza'. Humildemente pienso que si seguimos este sabio consejo, (basado en la propia experiencia personal de Patrick Jacquemin, un hombre que prácticamente lo consiguió todo) nos irá mejor, sin tanto estrés, sin tantas metas personales que nos harán abandonar lo más importante que tenemos...el amor y la compañía de nuestros seres más queridos.

   En resumidas cuentas, un libro sin carreras, sin violencia, sin sexo, sin las tan temidas estupideces humanas tan en boga y en moda hoy día. Llanamente es un relato tranquilo que nos abre las puertas hacia cual puede ser el verdadero significado de nuestras vidas, siempre marcado por el ritmo de la tan denostada naturaleza. No es un libro para llevarse el premio Goncourt, pero si es una historia para llevarse multitud de premios entre los que está el apreciar nuestra existencia, y el de colaborar en mantener y apreciar un mundo que si no lo cuidamos puede irse rápidamente al garete, siendo nosotros los únicos culpables, donde el máximo defensor está representado por un campesino lector, hombre culto, ya entrado en edad, que es un garante de la madre naturaleza muy apegado a su tierra, a sus costumbres del Alto Marne (Francia) y que ve como su forma de vida puede acabar cuando él se muera, cuando deje de existir, ya que la sensibilidad que lleva escondida dentro de su rudo cuerpo solo está al alcance de unos pocos.


   Parafraseando a esta lectura que me ha encandilado tengo claro que la humanidad y sus sistemas de vida, a cual más alocado acelera nuestra existencia, llenándola de sinsabores. Espero que tú marques el ritmo adecuado para que sepas escoger ese camino, ese sendero que te lleva a la tan ansiada felicidad, tan difícil de encontrar en estos tiempos.




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