Jack London.



     Su verdadero nombre era John Griffith (1876-1916) – Fue un auténtico autodidacta, pues se autoeducó en la biblioteca de su ciudad  leyendo libros. Un día cualquiera, eso no tiene importancia se encontró con un libro, mejor dicho cayó en sus manos un libro de los que se suelen decir te cambian la vida por completo. Signa, una novela de la desconocida escritora “Oudia”, que era la vida de un joven campesino italiano, que sin estudios escolares llega a alcanzar la fama como compositor de ópera, y desde ese momento London decide que en un futuro tiene que hacerse escritor.


Por lo que sabemos de él no se puede decir que llevara una vida aburrida, fue marino, pasó una pequeña temporada en prisión, trabajos casi de esclavo, y finalmente vagabundo, sin olvidarnos tampoco de su etapa como buscador de oro. ¿Se puede pedir más emociones a la vida?

Es una pena para mí que hubiera vivido en una época diferente a la mía, porque el “amigo” Jack tendría un serio problema conmigo, ya que siempre estaría de visita en su casa. Poseía una biblioteca personal de 15.000 volúmenes, un verdadero paraíso para cualquiera de nosotros, para todos aquellos que nos consideramos amantes de la lectura. Menuda envidia.

Una las técnicas que utilizaba para escribir era basarse en incidentes que aparecían en los periódicos, por lo que tenía muchos recortes de los mismos, y por medio de ellos  se inspiraba en sus historias, por lo que fue acusado de plagio en más de una ocasión.

Su fallecimiento también está envuelto en polémica como gran parte de su vida, vamos que fue una auténtica novela hasta el fin de sus días. Unos dicen que si se suicidó, otro que como estaba enfermo murió de una sobredosis, da igual como fuera, de morfina, todo muy mitificado, como los protagonistas de las “pelis”, además de alcohólico y mujeriego, un perdido de los pies a la cabeza.


Entre su bibliografía podemos destacar la siguiente:

1.    El lobo de mar.
2.    Los cuentos de la patrulla pesquera.
3. Colmillo blanco: Puesta la película hasta la saciedad en nuestra querida televisión.
4.    La llamada de la selva.
5.    Martin Eden.
6.    Los mares del sur.


Algunas de sus frases más celebres:

       Tirarle el hueso al perro no es caridad. Caridad es compartir el hueso con el perro cuando se está tan hambriento como él.

       El hombre se distingue de los demás animales por ser el único que maltrata a su hembra.


       Recomendaría leer a Koolau el leproso: “Ante la amaneza de ser confinados en la leprosería de Molokai, Koolau y los suyos se enfrentarán en las selvas del Pacífico a los soldados que quieren apresarlos…”


Nos quitan la libertad porque estamos enfermos. Hemos respetado la ley. No hemos hecho nada malo. Y, sin embargo, quieren encarcelarnos. Molokai es una prisión. Lo sabéis. Ahí tenéis a Niuli, cuya hermana fue enviada a Molokai hace siete años. No la ha visto desde entonces y nunca volverá a verla. Allí estará hasta que muera. No por su voluntad, ni por la de Niuli, sino por la de los hombres blancos que gobiernan la tierra. Y, ¿quiénes son esos hombres blancos?
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Sentados en una noche luminosa y perfumada, adornados con guirnaldas de flores, sus labios emitían sonidos guturales y sus roncas gargantas aprobaban las palabras de Koolau. Eran criaturas que una vez fueron hombres y mujeres, pero ya no lo eran.
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La vida es corta, y los días están llenos de dolor –dijo Koolau-. Bebamos, bailemos y seamos cuan felices podamos.
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-¿Quién eres?- pregunto el comisario.
Soy Koolau el leproso –fue la contestación-
Entonces sal. Venimos a por ti. Hay mil dólares por tu cabeza, vivo o muerto. No puedes escapar.

(Relato publicado en diciembre de 1909 en The Pacific Monthly)




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Comentarios

  1. Un verdadero aventurero, sin miedo a lo desconocido, al que pasará.

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    1. Un alma inquieta, con ganas de descubrir mundos nuevos. ¿Pero hoy día queda algo por descubrir de verdad en este viejo planeta tierra?

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  2. Ya no queda gente como él, con ese afán de aventura.

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  3. La aventura es una compañera inseparable, como la adrenalina. Nunca te abandonan.

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    1. Se te mete un "vicio" en el cuerpo y jamás podrás abandonarlo, pero este tipo de hombres van en busca de ese vicio hasta que lo encuentran, no les importa incluso morir en el intento.

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  4. Un coronel Tapioca moderno. El auténtico escritor del género de aventuras. Aunque las películas no so tan buenas como sus obras.

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    1. Uno escribe un buen libro,una buena historia y... cuando es llevada al cine la matan por completo, una verdadera pena amigo mío.

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