Morir bajo tu cielo.



Ficha técnica:

ISBN: 978-84-670-4302-0
Autor: Juan Manuel de Prada.
Editorial: Espasa.
Nº de págs. 752
Encuadernación: Tapa dura.
Idioma: Castellano.
Año de Edición: 2014
Medidas: 24*16
Formato: Cartoné.
Materia: Narrativa española.

           Por fin lo ha conseguido, después de todos estos años a logrado escribir lo que para mí podía ser la novela perfecta, pues no le falta absolutamente nada. Cosas extrañas de la vida y de la lectura…, estaba leyendo “La tempestad” (obra con la cual este mismo autor obtuvo el Premio Planeta en 1996) cuando “Morir bajo tu cielo” cayó en mis manos, una novela que te engancha, y como he dicho anteriormente no le falta detalle.

        Es muy coral, con una gran cantidad de personajes a cual más particular, con sus vidas, vicisitudes y sus propias historias personales, con gran cabida en la novela, siempre escritas con el particular estilo del autor, bajo mi propio punto de vista claro está, como es entre culto y canalla. Hay un personaje de que destaca sobre todos, una monja llamada sor Lucía, con unos rasgos y matices, con una personalidad que sobresale de los demás.


      Muchas de las cosas que se relatan en la novela es un reflejo de la España actual, por tanto en todos estos años  desde la debacle de 1898 no hemos cambiado nada, una verdadera pena.



      Si cabe poner un pero a la historia diré dos cosas. Demasiada adjetivación y unos párrafos demasiado largos para mi gusto, en cuanto a la voluminosidad del mismo esa ya es otra cosa…, a cada uno como le apetezca.

         Es la historia de unos héroes que “aguantaron” con honor los larguísimos 337 días que duró el sitio de Baler, y que desde la capital de España no hicieron absolutamente nada por ellos, lo mismo que el resto de españoles que defendieron la bandera patria en las Filipinas, todos ellos unos auténticos olvidados desde los despachos de la capital de España, donde se pregonaba el intrusismo y el medrar lo máximo posible.



       Unos se llevan las heridas, las cicatrices, las mutilaciones, mientras que otros engordando en sus despachos son los que se llevan las medallas, y unos renglones en los libros de historia. Vamos, una  verdadera mierda…

     En palabras del propio Juan Manuel de Prada: «En Morir bajo tu cielo, con el telón de fondo histórico de la pérdida de Filipinas, pruebo a hacer novela de aventuras exóticas y novela política, novela romántica y esperpento, novela intimista y novela bélica. Es una historia de largo aliento, coral y apasionada, protagonizada por hombres y mujeres heroicos, en contraste con la España de la Restauración, pululante de políticos corruptos y fariseos profesionales, que los sacrificó sin que le temblara el pulso. Más o menos como nos sacrifican hoy, por cierto».



Sobre el autor:



Nació en Baracaldo (Vizcaya), pero pasó su infancia y juventud en Zamora, la tierra de origen de sus padres, donde estos volvieron cuando el futuro escritor era muy niño.
En diversos artículos y entrevistas Juan Manuel de Prada ha destacado la importancia que en aquellos años de formación tuvo la figura de su abuelo, que le enseñaría a leer y escribir a una edad muy temprana, antes de ir a la escuela. Con su abuelo solía ir la biblioteca pública de Zamora casi todos los días; allí, mientras su abuelo consultaba la prensa, se empezaría a fraguar su vocación literaria. Lector voraz y también omnívoro, De Prada cultivó desde la infancia gustos lectores bastante eclécticos; en alguna ocasión ha declarado que es capaz de disfrutar por igual de Marcel Proust y de Agatha Christie.

A los dieciséis años escribe su primer relato, “El diablo de los destellos de nácar”, inspirado en una excursión en compañía de su abuelo, con el que obtendrá un segundo premio en un certamen literario. En los años sucesivos, llegará a escribir cientos de cuentos, muchos de ellos premiados en concursos de ámbito nacional. Son, casi siempre, relatos en los que el ingrediente fantástico asoma pudorosamente. También por aquellos años completó la traducción de algunas novelas de estética pulp, a las que siempre ha sido muy aficionado.
Estudió Derecho en la Universidad de Salamanca, donde se licenció, pero tuvo siempre una firme vocación literaria y nunca ha ejercido como abogado. Su primera obra relevante fue Coños (1994), un libro de prosas líricas concebido como un homenaje a Senos, de Gómez de la Serna, y que fue saludado positivamente por algunas figuras de las letras españolas como Francisco Umbral o Arturo Pérez-Reverte.


Premios y distinciones:
·                    Premio Café Bretón de los Herreros 1995 por Armando Buscarini o el arte de pasar hambre
·                    Premio Ojo Crítico de Narrativa 1997 (Radio Nacional de España) por Las máscaras del héroe.
·                    Premio Planeta 1997 por La tempestad
·                    Premio González-Ruano 1999 por el artículo «Un seno kosovar»
·                    Premio Primavera de Novela 2003 por La vida invisible
·                    Premio Nacional de Narrativa 2004 por La vida invisible
·                    Premio Mariano de Cavia 2006 (ABC)34
·                    Premio Biblioteca Breve 2007 por El séptimo velo
·                    Premio de la Crítica de Castilla y León por El séptimo velo
·                    Premio Joaquín Romero Murube 2008 (Casa de ABC de Sevilla) por el artículo «Resucitar en Sevilla»
·                    Premio ABC Cultural & Ámbito Cultural de El Corte Inglés, 2012.

La película:
“Los últimos de Filipinas” es una película española dirigida por Antonio Román y estrenada en 1945. Se narra el heroísmo de la guarnición española de la aldea costera de Baler, en Luzón. En el verano de 1898 el capitán Enrique de las Morenas y Fossi y una cincuentena de soldados quedan sitiados en la iglesia de Baler por los insurrectos. El sitio dura casi un año, hasta meses después del Tratado de París, cuando las Filipinas dejaron de ser territorio español.



“El sitio de Baler”  (30 de junio de 1898  2 de junio de 1899) fue un asedio al que fue sometido un destacamento español por parte de los insurrectos filipinos en la iglesia del pueblo de Baler, en la isla filipina de Luzón, durante 337 días. Desde diciembre de 1898, con la firma del Tratado de París entre España y Estados Unidos, se ponía fin formalmente a la guerra entre ambos países (que habían firmado un alto el fuego en agosto) y España cedía la soberanía sobre Filipinas a Estados Unidos. Debido a esto, los sitiados en Baler son conocidos como «los últimos de Filipinas».




Relevo de destacamento:

En 1896 la sociedad secreta filipina “Katipunam inició una insurrección contra el gobierno español, pero a finales de 1897, con el Pacto de Biak-na-Bató, se llegó a la aparente resolución del conflicto. Como parte del pacto, Emilio Aguinaldo y otros líderes de la revolución se exiliaron en Hong Kong. En ese clima de aparente paz, el gobierno español redujo el número de efectivos destinados en algunas de sus guarniciones. A principios de 1898, los 400 hombres del destacamento de Baler fueron relevados por otro de 50 soldados. El 15 de febrero, en Cuba, el hundimiento del Maine sirvió de casus belli para el inicio de la Guera Hispano-Estadounidense. Tras la derrota de la flota española por la estadounidense en Cavite el 1 de mayo, Aguinaldo y los suyos, financiados y armados por Estados Unidos, volvieron a Filipinas y reanudaron la revolución. Al mes siguiente el destacamento de Baler, desconocedor del inicio de la guerra con Estados Unidos y de la recién proclamada independencia, fue atacado por los revolucionarios filipinos y se refugió en la iglesia, iniciándose así el sitio.


(José Rizal: escritor y héroe nacional filipino 1861-1896)

¿Por qué renunciaron a seguir defendiendo Baler?
            El  Teniente Coronel Aguilar, llegó a Baler por orden del Gobernador General español, con órdenes de que los sitiados depusieran su resistencia y le acompañaran a Manila, pero estos volvieron a desconfiar y tuvo que marcharse sin conseguir su objetivo. Sin embargo, al hojear los sitiados unos periódicos dejados en la iglesia por Aguilar, descubrieron una noticia que no podía haber sido inventada por los filipinos, convenciéndose finalmente de que España ya no ostentaba la soberanía de Filipinas y de que no tenía sentido seguir resistiendo en la iglesia. El 2 de junio de 1899, el destacamento español de Baler se rindió dando fin a 337 días de sitio.
Las autoridades filipinas aceptaron condiciones honrosas de capitulación y permitieron su paso, sin considerarles prisioneros, hasta Manila, con el presidente filipino Aguinaldo emitiendo un decreto en el que exaltaba su valor. Tras un recibimiento apoteósico en la capital filipina, los supervivientes fueron repatriados a España.

(Emilio Aguinaldo: Primer Presidente de Filipinas 1899-1901)

Referencias:
Gracias a todos los suplementos culturales de este país, que dedican unos renglones de sus hojas al maravilloso mundo de la literatura.

A los blogeros, que con dedicación cisterciense y monacal apuran sus pocos momentos libres en pos de la última información cultural, para beneficio de todos y disfrute de muchos.

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Al cine, a la historia, a los héroes anónimos y a la paciencia de mujeres e hijas que buscan información para que todo esto sea posible.

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